Uno de los mayores deseos de quienes gustamos del verano es lucir nuestra piel envidiablemente dorada. Y ello supone exponernos al sol con la dosis adecuada de bloqueador y bronceador, lo cual no impide que el calor que emiten los rayos infrarrojos nos haga sudar la “gota gorda”.
La época estival es cuando más se deshidrata el organismo y los efectos se dejan ver en una piel que a pesar de su lindo bronceado presenta escamas producto de la resequedad. Además, la modificación de su estructura ocasionada por los rayos ultravioleta disminuye la producción de colágeno, sustancia necesaria para darle elasticidad a la dermis (en otras palabras, resta nuestra defensa contra el envejecimiento).
La época estival es cuando más se deshidrata el organismo y los efectos se dejan ver en una piel que a pesar de su lindo bronceado presenta escamas producto de la resequedad. Además, la modificación de su estructura ocasionada por los rayos ultravioleta disminuye la producción de colágeno, sustancia necesaria para darle elasticidad a la dermis (en otras palabras, resta nuestra defensa contra el envejecimiento).
Nuestra prevención inmediata pasa por ingerir mínimo dos litros de agua al día y bebidas rehidratantes si es que practicamos algún deporte. Así mismo, tener una alimentación rica en vitaminas A, C y E, que se encuentra en la zanahoria, naranja y frutas secas, respectivamente.
Es importante saber que debemos masajear nuestro cuerpo todos los días -sobre todo, las zonas que más se exponen al sol- con vitaminas en crema, gel para la piel grasosa o crema emoliente si nuestra piel es seca (de preferencia, que tengan filtro solar).
Estas también deben ser aplicadas como base del protector solar por lo menos veinte minutos antes de salir a la calle. Y no olvidemos tener a la mano un paquete de tissues para secarnos el sudor y que absorba el polvo y la grasa acumulados.
En cuanto al cabello, hay que aumentar la dosis de enjuague en las puntas y realizar cada quince días un acondicionamiento especial con barro mineral. Por supuesto, también hay que aplicar su respectivo protector solar y de preferencia llevar algún gorro o sombrero, por lo menos para ir a la playa.
Es importante saber que debemos masajear nuestro cuerpo todos los días -sobre todo, las zonas que más se exponen al sol- con vitaminas en crema, gel para la piel grasosa o crema emoliente si nuestra piel es seca (de preferencia, que tengan filtro solar).
Estas también deben ser aplicadas como base del protector solar por lo menos veinte minutos antes de salir a la calle. Y no olvidemos tener a la mano un paquete de tissues para secarnos el sudor y que absorba el polvo y la grasa acumulados.
En cuanto al cabello, hay que aumentar la dosis de enjuague en las puntas y realizar cada quince días un acondicionamiento especial con barro mineral. Por supuesto, también hay que aplicar su respectivo protector solar y de preferencia llevar algún gorro o sombrero, por lo menos para ir a la playa.
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